Los deseos de progreso y el amor a los hijos no son inherentes a determinados grupos o clases sociales, se pueden encontrar en las mas inesperadas circunstancias y lo importante, son los resultados de cada acción.
En un jardín de Silao, una señora ofrece diversos productos a la gente que pasa por el lugar. Junto a ella, sus hijos, compartiendo el tiempo de su trabajo.
Esta señora piensa en el futuro de los niños y una muestra de amor es darles la oportunidad de estar lo mejor preparados para cuando tengan que ganarse la vida.
Para ello, ha contratado a una joven maestra de inglés, quien dos veces por semana viaja a Silao y da clases a los niños en el jardín, mientras la señora realiza su labor de venta.
No faltarán los eternos negativos que dirán que estas clases no sirven para nada, pero ¡cuando ha sito inútil el estudio cuando se desea aprender?
La señora vende, los niños estudian inglés y el carácter de todos les marcará el futuro de sus vidas.
La frase de Albert Einsten: “Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber.”
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