domingo, 3 de agosto de 2008

Cuatro Grandes Maestros


Mas de cuarenta años de haberme iniciado en el periodismo. Sacrificio de un nombre en determinado sector a cambio de tener la oportunidad de conocer todas las fuentes que me interesaron.

Deporte, espectáculos, finanzas, culturales, sociales, política y policía, éste nunca me interesó, pero también lo cubrí.

Al inicio encontré burlas y un descarado rechazo; a lo largo de ejercer cuatro maestros inolvidables e incomparables: José Luis Jiménez, Fernando Schwartz, Virginia Sendel y don Fernando Marcos.

El trato y trabajo con cada uno de ellos me enriqueció con su ejemplo y me honró con su amistad.

José Luis Jiménez fue el único, hace cuarenta años, que no se burló de mi cuando dije que quería ser periodista en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, durante los Juegos Olímpicos de 1968.

Al contrario me tendió la mano y me orientó. Muchos años después, cuando trabajé en su agencia informativa, tuve la oportunidad de conocer diferentes géneros periodístico que no había cubierto y hasta de hacerla de fotógrafo en los partidos de futbol del Estadio Azteca.

A Fernando Shawrtz, le conocí cuando me integré a deportes en Televisa; me orientó dentro de un medio en el que nunca había trabajado; además, era una enciclopedia viviente que conocía cada detalle, contacto, referencia y lugar relacionado con las actividades deportivas.

Pienso que como ambos nos interesábamos por algo mas que los deportes, me sentí honrado cuando tuvo la deferencia de invitarme a una fiesta en su casa. Conocí a Perla Schwartz, su hermana, incipiente escritora con grandes ideas y proyectos.

A Virginia Sendel de Lemaitre, en esos tiempos, la admira por su trabajo en televisión desde antes de conocerla. Era la directora de Semanario y colaboré en su programa para la sección de deportes gracias a Jorge Berry que me juzgo con la capacidad necesaria para hacerme cargo de la sección deportiva que cubría Jorge “El Che” Ventura dentro de este semanario.

Don Fernando Marcos me dio el invalorable regalo de su amistad. Le admiraba desde sus narraciones por televisión donde percibí que en lugar de repetirle al auditorio lo que estábamos viendo, comentaba sobre infinidad de hechos del partido, relacionados con el mismo, con el futbol o, simplemente, con la vida.

En mis inicios de reportero le vi, ya en persona, en La Prensa. Aparte de saludarlo nunca me atreví en mi novato principio a iniciar una plática con él.

Al paso de los años el destino volvió a unirnos y me aceptó entre sus grandes amigos. Don Fernando era un maestro en todo y siempre tuvo para conmigo una respuesta amable y concreta sobre una consulta.

Me distinguió cuando me dijo: “Enrique, usted es un hombre culto”; me gané su amistad cuando contesté: ¿A comparación de quien?

Me felicitó y comentó que no se había equivocado cuando pase en mi primer intento la prueba de cultura general de la Dirección de Comunicaciones que entregaba la licencia de locutor. Fuimos tres los que aprobamos entre sesenta y cinco aspirantes.

Por fortuna siempre he contado con mas amigos que enemigos dentro del medio periodístico; cada uno de ellos me ha enriquecido simplemente con su amistad; sin embargo, al no tener estudios por desconocer en mi época de universitario que había carrera de periodismo en la UNAM y que existía la Septiem, siempre digo que he tenido cuatro grandes maestros: Virginia Sendel, Fernando Schwartz, José Luis Jiménez y don Fernando Marcos.

La Frase: “Enseñar es un ejercicio de Inmortalidad”…Rubén Alves.

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