México, ese mosaico inmensamente rico por las tradiciones de sus habitantes, brinda al mundo una colorida, exquisita y única manera de recordar determinadas fechas que, siendo de celebración nacional o internacional, toman en nuestro país características que marcan y afirman nuestra idiosincrasia.
México y sus Reyes Magos, fecha esperada por todos los pequeños para vivir una ilusión que es magia del mundo infantil.
México y su Semana Santa; cada lugar pone algo que le hace singular mientras guarda la devoción de nuestra religiosidad.
México y El Grito de Independencia, ceremonia única en el mundo que, no obstante las críticas sobre bases ciertas o emocionales, hacen de la celebración de nuestra Gesta Libertaria, un acto que hace vibrar los corazones de los mexicanos y causa sensación en los extranjeros.
México y sus Días de Muertos, fechas en que el país invita a los difuntos para que convivan con nosotros mientras pinta y aroma espacios para darles la bienvenida.
México y sus Posadas. ¿Qué importan sus raíces y simbolismos mientras una olla, ahora desafortunadamente un cartón, se vista de colores para que un buen golpe le obligue a regalarnos su sabroso contenido?
México y su Navidad, con la inmensa variedad de platillos y costumbres para la cena; pero, sobre todo con el ambiente lleno de emoción y fraternidad por el Nacimiento del Niño Dios.
México y su Año Nuevo, sus doce uvas, sus brindis, sus buenos deseos, ilusiones, esperanzas y el comienzo de una nueva etapa siempre escondida en la magia del arcano que inicia con el 1 de enero de cada año.
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