domingo, 9 de septiembre de 2007

¿MUSICA?

Estudios científicos han mostrado que la música en una de las actividades que requiere mayor trabajo del cerebro humano para ser escuchada y, no se diga, para interpretarla o componerla.
Es una de las artes mas hermosas que ha creado el hombre.
Tanto las obras de los grandes e inmortales maestros, como en los excelentes compositores de música popular, hay música para todos los gustos, todos los momentos, todos los estados de ánimo.
Escuchar una melodía de moda, siempre que esté acorde a nuestra predilección; oír una de las piezas inmortales de los grandes compositores o complacerse con una gran obra de música académica, son momentos incomparables.
No obstante, producto de la tecnología y nuestra época, soportar la estruendosa música que actualmente se toca en casi todos los eventos, donde la calidad se sustituye por el volumen, impide la debida apreciación de voces y ejecución de los instrumentos, además de colocarnos en una esfera de sonido que nos aísla de nuestros compañeros de mesa en un evento; por ello, toda conversación se tiene que hacer a gritos y por lo regular, sólo alcanza a quien se encuentra a lado.
Podrá no haber calidad musical, pero sobra volumen que aturde y enajena.
Desde luego, esta columna no cambiará en nada esta costumbre. Quizá, algún día, se vuelva a exigir la calidad interpretativa en lugar del estruendo. No sé cuántas generaciones deberán pasar para ello; pero llegará algún día.
Los decibeles con que actualmente se toca en muchos eventos, se dieron a partir de los conciertos multitudinarios donde este volumen es la única manera de llegar a los miles de escuchas que además están, por lo regular, en espacios abiertos.
En un sitio cerrado y para unos cientos de personas, simplemente, coadyuvan a la falta de comunicación directa.
No se puede platicar. Y no es válido el argumento de que así se toca actualmente. Recuerdo un evento con la actuación del grupo Nosotros. Además del buen repertorio y no obstante estar junto a una de las enormes bocinas, pude platicar con mis compañeros de mesa y todos disfrutamos de las selecciones que muchos bailaron alegremente.
Las grandes orquestas son tiempos idos; la convivencia y plática en los eventos sociales, cosa del pasado.
En una ocasión, estando en un restaurante-bar de esta ciudad de Guanajuato, llegó una familia para comer. El equipo de sonido empezó a tocar a muy alto volumen. De pronto, la señora grito: “quiero platicar con mi familia; bajen el volumen”.
LA FRASE: Hay gente que cambia lo grandote, aún en el sonido, por lo grandioso”
EL POEMA: Tallos del abismo 614, Vicente Echevarría del Prado:
¿Protestas contra qué? ¿Contra el vacío
que hoy se fabrica con el griterío
de un arte y una ciencia sin latidos?

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