La vida actual permite cada vez menos momentos de ocio, salvo en aquellas ocupaciones que tienen un tiempo marcado para llevarlas a cabo.
En trabajos como el periodismo, esos momentos son realmente escasos. Recuerdo al señor Bringas, quien me comentó en mis inicios, que los reporteros tenían una hora de entrada; de salida quién sabe.
En fin, en ocasiones cuando llegan esos momentos para dedicarlos a nosotros mismos, muchas veces no encontramos que hacer con ese tiempo y, sin embargo, nuestro hogar nos da la posibilidad de ocuparnos con aquello que casi nunca tomamos en cuenta.
Revise su discoteca. ¿Cuántos discos encontró que tiene años de no escucharlos? Posiblemente algunos de ellos ni siquiera recordaba que los tenía.
Se dice que no hay nada mas viejo que el periódico de ayer; no obstante, cualquier revista, por vieja que sea, es interesante hojearla y revivir o rememorar las crónicas, artículos o hechos que en ella se publicaron.
En lo particular hay ocasiones en que compro una película y puede pasar mas de un mes sin que tenga tiempo de verla; pero, aun cuando no sea su caso, puede hallar esa cinta que vale la pena volver a ser vista.
Y, si gusta de la lectura, entonces todo está resuelto. Es muy común que haya un libro que no hemos tenido ocasión de terminar de leerlo; aquel otro que contiene un pasaje o capítulo que es interesante recordarlo.
Si busca una distracción fuera de casa y aun dejando de lado las acostumbradas, ¿cuánto tiempo hace que no dedica diez o veinte minutos a estar sentado en un parque; pensando, reflexionando o, simplemente descansando de las diarias presiones de la vida moderna.
Si hay un tiempo para nosotros debemos aprovecharlo y siempre existe algo interesante o entretenido que podamos hacer. Cuestión de mirar a nuestro alderredor para comprobarlo.
El Poema: ¿Qué mas me da? de Amado Nervo, fragmento:
“…un apartado refugio amigo donde pensar;
un libro austero que me conforte;…”
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