lunes, 5 de mayo de 2008

Globo May 5 08

El ambiente era fresco. El agua ocupaba su lugar en el chapoteadero del club. Los pequeños se divertían a la vez de combatir el fuerte calor del mediodía.

Un niño, de los mas grandes, con mayor iniciativa y visión, preparó las “bombas de agua” y cuando todo mundo estaba inmerso en sus propios asuntos, volaron las primeras para mojar al que se hallara descuidado.

Comenzó el combate. Las manchas de agua se denotaban entre algunos de los presentes. El mas grandote de los niños permanecía completamente seco.

Una mente instigadora se dio cuenta de ello. Preparó el plan y, como ya estaba mojada pero trataba de evitar que le mojaran mas, se escondió tras el periodista para protegerse mientras cavilaba como mojar mejor al niño grandote.

“Alevosamente” lanzó la bomba que sólo alcanzó al niño grandote en las piernas. Para sorpresa de esa mente instigadora mientras celebraba su ataque y a la vez se lamentaba de no haber logrado mayor mojada, sorpresivamente recibió otra “bomba” que logró mojarla muchos mas de los que ya estaba; lo suficiente para casi exprimir su ropa.

La batalla se desató en grande. El niño grande fue por mas “bombas de agua”. La mente instigadora después de haber mojado a muchos niños, pedía que ya no se le mojara a ella; pero, había “mucha afrentas que vengar”.

Llegaron nuevas bombas y otro niño papá estuvo en peligro de ser mojado con todo y la cámara que llevaba. Inteligentemente huyó por caminos alternos y guardó la cámara; después se dejó mojar para participar en la alegría de los niños.

La reina estaba seca; no duró mucho. Bastaron unos momentos para que quedara empapada, mientras heroicamente soportaba el “brutal ataque” del que era víctima, cual María Antonieta del Siglo XXI, fue estoicamente al líquido cadalso con la cabeza en alto, aunque con los ojos tapados para que no le cayera el agua.

Después de ella siguió otra guapa muchacha.

La mente instigadora huyó hacia las alturas, protegiéndose esta vez con la ropa que se encontraba seca. Aun así, el instigamiento fue alcanzado por nuevas “bombas” que causaron daños colaterales a quienes no habían participado en el combate.

Mientras las “bombas” caían, la mente instigadora proclamaba su inocencia después de haber provocado varios ataques en un complot perfectamente planeado.

Aun cuando no participamos en los combates, tampoco rehuimos ser mojados si era parte de la diversión general; pero la gente inocente se salva y quitando varias salpicaduras, escapamos sin ser alcanzados por las municiones de una crónica pasada por agua.

Fecha marcada con la alegría y la múltiple participación de quienes hicieron posible esa alegría.

Sin señalamientos particulares, publicamos las fotos de varios testigos el recio combate con “bombas de agua” que quedará escrito en la historia.



1 comentario:

Aurora Hernández Farías dijo...

Hola, Enrique.

Te felicito por la permanecia, la calidad y la gran aceptación que tiene tu revista y que trasciende al tiempo.

Aurora Hernández Farías.

Ojalá que me reccuerdes.