lunes, 5 de mayo de 2008

La Envidia

Incluido entre los Siete Pecados Capitales, el ser humano, sobretodo aquel que carece de confianza en sí mismo, cae fácilmente en el lastimoso pecado de la envidia.

Y, por lo regular, la envidia conduce al corriente chisme cuando no a la falsedad y alteración de los hechos con tal de, supuestamente, dañar a la persona a quien se envidia.

Sólo que, la mentira cae por su propio peso y salvo aquella gente con un criterio similar o inferior al envidioso, puede dar cabida a este cobarde comentario cuya única base es la inferioridad, real o supuesta, del envidioso.

El chisme siempre ha existido como noticia bien o mal intencionada; sin embargo, el chisme del envidioso lleva consigo no sólo la envidia, si no que manifiesta la importancia que para el individuo falso, tiene aquel a quien envidia y hace presa de su chisme.

Porque: se necesita mucha importancia para que la gente envidiosa se ocupe del envidiado. Es mas, sólo la gente importante es materia de chismes.

El envidioso mas que producirnos coraje debe causarnos lástima.

Dios, en su infinita sabiduría nos hizo diferentes para darle variedad al mundo y a menudo, es la gente que destaca por su presencia, su carácter, su positivismo y, en ocasiones, su capacidad de organización, la que produce envidia.

Dentro del mundo femenino sobre el que es mas fácil opinar desde un punto de vista masculino, puede decirse que la envidia carece de sustento pues, en el desarrollo de la profesión, donde infinidad de veces me he encontrado inmerso en un grupo de mujeres, he podido constatar que algunas pueden llamar la atención por su belleza, otras por su simpatía, aquellas por su inteligencia, las demás por su trato y muchas otras características que adornan al sexo femenino.

Me parece muy simpática aquella frase:

“No me odies por ser bonita”

Y, quien la invento tienen razón; he conocido mujeres que son piedras preciosas, mas piedras que preciosas y quienes además de su belleza no tienen ningún encanto para hacer interesante su presencia.

En fin ¿es usted envidiada? ¿le inventan chismes? Mientras se dé esta situación tiene motivos para sentirse feliz. Es tan importante que hay gente que ocupa su tiempo e “ingenio” para hablar de usted.

La Frase: de Oscar Wilde:

“Es terrible que la gente hable de uno; pero hay algo peor, que no hable”

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