domingo, 18 de noviembre de 2007

Gusano con las Alas de Angel

Tsunamis, terremotos, deslaves, incendios forestales, inundaciones. Cuando la furia de la Naturaleza se deja sentir afectando al género humano, es posible darnos cuenta de la insignificancia del hombre en la faz del planeta.
De acuerdo a los eventos que han transcurrido durante los eones de vida de La Tierra, como la aniquilación de los dinosaurios por un asteroide, sería suficiente un cuerpo de unos pocos kilómetros de diámetro, vagabundo del espacio, estrellándose en nuestro planeta para destruir la Civilización tal y como la conocemos.
A los peligros de la Naturaleza hay que agregar la agresividad del hombre contra el hombre, ya sea de nación a nación o de individuo contra individuo, actitud que moralmente nos pone por debajo de muchas especies animales que nunca atacan a sus semejantes por las razones que se dan entre seres humanos,
Gusanos; sí, tal como lo digo en uno de mis poemas; pero agregó: “gusano con las alas de ángel”, porque ese insignificante ser viviente en un pequeño planeta de un sistema solar de lo mas común en el universo, se ha levantado desde el fondo de su océano gaseoso para en el mensaje de un rayo de luz, medir y pesar estrellas, cientos o miles de veces mayores que nuestro Sol.
El Hombre. Obra inmensa de la creación que ha descubierto no sólo su pasado, sino el de su planeta, su sol y el mismo Universo.
Genio que ha desintegrado la materia y abatido muchas de las enfermedades que aniquilaban a los hombres. Ente que clava un puñal en su semejante para arrebatarle unos pesos; que hace estallar una bomba atómica sobre un ciudad para causar miles de muertos en segundos.
El misterio y obra mas grande de la Creación: nuestro cerebro como especie, es capaz de las mas grandiosas obras y, también, de los mas bajos instintos.
Sin embargo, día a día, miles de personas se cruzan por las calles y sin la presencia de una autoridad que les intimide, saludan y sonríen a sus semejantes, cuando menos a los que conocen.
Miles de ellos se han sacrificado en múltiples formas por el hombre o una fracción de ellos; millones laboran todos los días de su vida por la superación personal, comunitaria, nacional o mundial, entregando lo mejor de sí mismos.
Así es el Hombre: insignificantemente grandioso, malditamente bendito, bestia y dios de su universo y, por fortuna, las bestias humanas, por mucho que se multipliquen, siempre son menos que los hombres de bien.
Pero, asi somos...: alfa y omega, luz y oscuridad, genio y asesino y al final, simplemente hombres.
LA FRASE: El hombre se cree siempre mas de lo que es y se estima en menos de lo que vale…Antoine de Rivaroli
EL POEMA: Espérame Señor, de José María Pemán
Y me dirá el Señor: Años y años,
esperándote llevo:
una vez y otra vez en esa espera
granó la espiga y floreció el almendro.
¡Y una vez y otra vez, por si venías,
me asomé por las tardes al sendero!
Y, sin embargo, seguiré esperando…
¡y todavía, mientras que te espero,
cuidaré que haya estrellas en tus noches
y luz en tus auroras y flores en tu huerto!

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