lunes, 6 de octubre de 2008

Imagina


En el modular Imagina de John Lennon.

El imaginó mas allá del común de los mortales; imaginó un mundo sin fronteras, sin países, sin religiones que nos dividan.

Imaginó un mundo donde todos compartiéramos, donde no hubiera ambición ni hambre; donde no hubiera envidias ni discordias. Imaginó un mundo inimaginable.

Viene a mi mente el relato de ciencia ficción Las Ochos Llaves del Edén.

El redescubrimiento de un mundo donde se plantó la semilla humana y sus habitantes, influidos por seres incorpóreos superan todas las debilidades del hombre.

Llegan los “visitadores” para informar al gobierno central de la evolución en aquel planeta.

Comienzan las envidias con esa llegada. Los seres desconocidos establecen comunicación con uno de los visitadores; el otro siente que él debe ser el elegido y lucha con todas las formas posibles, leales y desleales, para ocupar el sitio de su compañero.

El elegido reflexiona sobre la conducta de los hombres; sobre sus deseos, ilusiones, posesiones.

Sabe que el hombre siempre ha pensado en “Yo y lo mío”; primero su familia, después su comunidad, luego su estado, país y hasta continente; mañana, será su planeta.

Reflexiona sobre el alcance mental de los seres incorpóreos y los límites de la mente humana y compara al hombre ante nuevos conocimientos proporcionados por otra civilización, millones de años adelantada, y viene a su mente la anécdota del guajolote.

Se dice que el pavo en libertad, aún cuando tiene la capacidad de despegarse del suelo en corto vuelo, cuando encuentra un obstáculo que no le impide ver el otro lado, nunca vuela sobre dicho obstáculo y siempre lo rodea.

Puesto en un corral donde la cerca no le impida ver del otro lado, lo recorrerá en su totalidad, pero no será capaz de batir sus alas para superarlo.

Si se le lanza la llave de la puerta, no tendrá capacidad para introducirla en la chapa; si se coloca la llave en la chapa no tendrá capacidad para darle la vuelta y si se le da la vuelta y la cerradura queda abierta, no tendrá capacidad para abrir la puerta.

Nos autonombramos los Reyes de la Creación, pero el título nos lo hemos puesto nosotros mismos. Qué nos espera si en un futuro establecemos comunicación con civilizaciones mucho mas adelantadas que nosotros.

Cómo hablaremos con ellos si nuestra tecnología está muy por encima de los adelantos de la conducta humana.

John Lennon imaginó. Su imaginación posiblemente se desplazó miles de años en el futuro. Quizá algún día seamos capaces de abrir la puerta del conocimiento interno.

El poema: Amo al hombre, de Enrique Idígoras

Amo al hombre, gusano

con las alas de ángel

en su fe infinita,

con la cárcel del cuerpo,

con la frente manchada,

con la mirada limpia

y el puñal bajo el manto.

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