domingo, 27 de abril de 2008

La Lectura

El maravilloso hábito de la lectura. La inmensa posibilidad de conocer ideas, lugares, historia y todos los logros de la Humanidad mediante la consulta a cualquier tipo de libro, revista o periódico.
Cuento una anécdota de los alcances que se tienen con la lectura: en una ocasión un compañero me pregunto sobre la isla de Manhattan en Nueva York. Puede platicarle de la distribución de las calles, de las avenidas, de los ríos Hudson y del Este. Al final me aseguró: “tú conoce Nueva York”; mi respuesta fue: “no, pero he leído sobre Nueva York”
Mis padres influyeron en mi hábito desde pequeño. Desde que tenía menos de cinco años, en la casa había siempre dos periódicos: El Universal, que compraba mi mamá, y El Excelsior, comprado por mi papá. Los fines de semana se agregaba El Figaro y Siga, además de revistas como Mecánica Popular, Selecciones, Confidencias, Life y algunas otras compradas ocasionalmente, todo ello aunado a libros que compraban mis padres.
Por mi parte eran muchos los cuentos que leíamos de niños: El Santo, El Pato Donald, El Conejo Bugs, La Familia Burrón, El Halcón Negro, Misterios del Gato Negro, El Pájaro Loco, Cuentos de Brujas, Monstruos, Titanes Planetarios, Tradiciones y Leyendas y otros.
En aquellos tiempos había cuentos que eran muy interesantes y que desgraciadamente por mi edad, no valoré en su momento, comprando muy pocos ejemplares de Epopeya, Biografías y La Vida de los Santos, entre los que recuerdo.
De muy niño veía en los diarios los monitos, aquellas tiras que no tenían texto; después, cuando aprendí a leer las que si tenían texto; en la adolescencia los deportes y después el periódico.
Interesado desde muy corta edad por la astronomía, mi primer libro, comprado por mi mismo e independiente de los que nos habían regalos nuestros papás, fue uno de ciencia ficción porque me intereso la portada: Errantes en el Infinito, de la colección Luchadores del Espacio.
Cuando miré que sólo tenía texto, me desilusioné un poco, pero comencé a leerlo y desde entonces me ha gustado la ciencia ficción.
Una de las grandes satisfacciones que me ha dado la lectura aunada a la experiencia adquirida como joven y adulto, fue haber pasado la prueba de cultura general que presenté cuando trabaja en Televisa, ante lo que me parece era la Dirección de Comunicaciones.
Cinco pruebas diferentes con cien preguntas sobre temas tan variados como: ¿Quién estuvo en la Conferencia de Yalta? ¿Cuáles son las fronteras de Afganistán? ¿Qué es asonancia y consonancia en poesía? ¿Quién es Jean Cousteau? ¿Cómo murió Cuauhtemoc? ¿Quién fue Francisco Serrano? ¿Dónde están los Montes Cárpatos? ¿Quién es el dirigente del Partido Comunista? y otras por el estilo.
Y entre setenta y cinco aspirantes pasamos tres: un compañero de Tampico con 65, yo con 63 y una muchacha con 61. Ahí están los archivos que avalan mi plática.
Cuántas de esas respuestas las supe por la lectura; aunadas a las experiencias y conocimientos vividos, pude salir avante y no necesite pagar el permiso para ejercer por tres meses y renovarlo mientras no pasara la prueba.
La lectura de cualquier publicación que nos permita aumentar nuestros conocimientos, enriquece nuestras vidas, y a la fecha, aunque no hay ediciones de lujo, cerca de cuatro mil libros y quizá unas mil revistas, son los que hay en mi casa; biblioteca formada por los libros de mis padres, los de mi hermana, los de mi hermano y los míos, son una ventana al universo humano y sus conocimientos.
El Poema: Libros, de Amado Nervo:

Libros, urnas de ideas;
libros, arcas de ensueño;
libros, flor de la vida
conciente: cofres místicos
que custodian el pensamiento humano…

La Frase: “La lectura hace al hombre completo; la conversación lo hace ágil; escribir lo hace preciso” Bacon

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