domingo, 2 de diciembre de 2007

Un Cuento Navideño

Se encontraba en su nube; desde luego con su arpa y sus correspondientes alas.
Sabía que su existencia terrena había acabado.
Recordaba sus últimos meses de vida y decía:
“Gracias gobierno. Cuando me practicaron la autopsia después de que fui asesinado en un asalto, los doctores comentaron que mis pulmones estaban limpios porque tú te preocupaste de convencerme que no fumara; trataste de evitar que inhalara el humo de los fumadores poniendo restricciones que les coartaban su libertad de elección.
Algunas de tus dependencias me aconsejaron que no engordara, que cuidara mi peso; que no ingiriera demasiadas grasas y, por ello, puedo decir que morí sano.
Que fuera muerto en uno mas de los muchos asaltos y actos delictivos que se dan a diario, fue sólo mala suerte. Tú muestras en tus estadísticas, que no se reflejan en nuestra seguridad, que la delincuencia desciende día a día.
Morí como una de las muchas víctimas de la inseguridad; pero morí sano porque tú me cuidabas.
LA FRASE: “Los pueblos padecen la delincuencia que sus gobiernos toleran”
P.D. Es un cuento navideño sólo por ser época de Navidad.

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