Una licenciatura entrega conocimientos; el esfuerzo personal: optimización de los mismos; la práctica de una profesión: experiencia; la formación y carácter del profesionista brinda humanismo, y un toque mas allá de lo palpable, un cierto don que sin poder ser definido envuelve a la gente en un entorno de abrigo y confianza.
Cuando estas características la posee un médico, su presencia basta para que el paciente sienta alivio y confianza en el buen resultado de su consulta, curación o cirugía.
Conocí al doctor, oftalmólogo Mario Reynoso De Teresa, por atender a mi hermana dentro de la Red Médica de la Universidad.
Desde mi primer contacto con él, mientras mi hermana estaba lista para entrar al quirófano, me habló de manera clara y sincera, exponiendo la complicada intervención tal como era, pero garantizando que realizaría su mejor esfuerzo.
Su capacidad médica, avalada por el prestigio que le ha acompañado en el desarrollo de su profesión, resolvió todos los problemas y los resultados fueron óptimos.
Responsable en el ejercicio de la medicina, pidió que se le visitara al día siguiente. Todo estuvo bien y, además, con ese don de gente que caracteriza a determinadas personas, todavía tuvo la gentileza de explicar el por qué de la premura y la necesidad a pesar de la distancia para revisar a mi hermana.
El ejercicio del periodismo me ha dado la oportunidad de tratar a mucha y a todo tipo de personas; por suerte o por decisión propia, la mayoría gente positiva y agradable, de esa gente que da gusto encontrarla y se le saluda con un sincero afecto.
Aún cuando conocer al doctor Reynoso De Teresa no fue motivado por ser su paciente, lo considero dentro de la gente que al tratarla me siento honrado en estrechar su mano por la calidad humana de la persona.
LA FRASE: Los médicos no son dioses, pero los buenos son herramientas de Dios.
Cuando estas características la posee un médico, su presencia basta para que el paciente sienta alivio y confianza en el buen resultado de su consulta, curación o cirugía.
Conocí al doctor, oftalmólogo Mario Reynoso De Teresa, por atender a mi hermana dentro de la Red Médica de la Universidad.
Desde mi primer contacto con él, mientras mi hermana estaba lista para entrar al quirófano, me habló de manera clara y sincera, exponiendo la complicada intervención tal como era, pero garantizando que realizaría su mejor esfuerzo.
Su capacidad médica, avalada por el prestigio que le ha acompañado en el desarrollo de su profesión, resolvió todos los problemas y los resultados fueron óptimos.
Responsable en el ejercicio de la medicina, pidió que se le visitara al día siguiente. Todo estuvo bien y, además, con ese don de gente que caracteriza a determinadas personas, todavía tuvo la gentileza de explicar el por qué de la premura y la necesidad a pesar de la distancia para revisar a mi hermana.
El ejercicio del periodismo me ha dado la oportunidad de tratar a mucha y a todo tipo de personas; por suerte o por decisión propia, la mayoría gente positiva y agradable, de esa gente que da gusto encontrarla y se le saluda con un sincero afecto.
Aún cuando conocer al doctor Reynoso De Teresa no fue motivado por ser su paciente, lo considero dentro de la gente que al tratarla me siento honrado en estrechar su mano por la calidad humana de la persona.
LA FRASE: Los médicos no son dioses, pero los buenos son herramientas de Dios.
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