CONCIERTO DE OBOE Y PIANO
Museo Iconográfico del Quijote: Patio de las Esculturas lleno en toda su capacidad para el concierto de Oboe y Piano a cargo de los maestros Héctor Eduardo Fernández y Ana Cervantes.
La lánguida voz del oboe tuvo de marco la femenina fuerza interpretativa de la pianista y, en conjunto, provocaron el fuerte aplauso con que los presentes dieron colofón al evento.
El entorno se lleno con las hipnotizantes notas del instrumento de viento y la vibrante sonoridad del piano.
Two Insect Pieces: The Grasshopper (el Saltamontes) y The UASP (la Avispa), de Benjamín Britten.
Sonata para oboe y piano: aria, scherzo y final, obra de Henri Dutilleux
Oboemia, de Manuel Enríquez, interpretada en un solo del maestro Eduardo Fernández; Piece V, Cesar Franck; Sonata para Oboe y Piano, de Cmiles Saint-Säens: andantino, allegreto y molto alegro.
Al final: prolongado y nutrido aplauso que hizo que los intérpretes deleitaran al público con una pieza mas.
En breve plática con la maestra Ana Cervantes, indicó que estas obras perviven en el gusto de los amantes de la buena música por su autenticidad.
Por su parte el maestro Eduardo Fernández, al responder al motivo por el cual escogió ser oboista, comentó que por su voz el instrumento puede ser alegre o triste; el oboe tiene un timbre que hipnotiza y al respecto dijo que en una plática con la oboísta Leonora Saavedra, sobre las motivaciones del compositor Manuel Enríquez para escribir Oboemia, señaló que fue concebida con mucho cariño por “la intoxicación que causa el sonido oboe”
E, intoxicados de arte interpretativo en las voces del piano y el oboe, el público se retiro después de avalar uno mas de los éxitos artísticos que hace posible el Museo Iconográfico del Quijote.
Museo Iconográfico del Quijote: Patio de las Esculturas lleno en toda su capacidad para el concierto de Oboe y Piano a cargo de los maestros Héctor Eduardo Fernández y Ana Cervantes.
La lánguida voz del oboe tuvo de marco la femenina fuerza interpretativa de la pianista y, en conjunto, provocaron el fuerte aplauso con que los presentes dieron colofón al evento.
El entorno se lleno con las hipnotizantes notas del instrumento de viento y la vibrante sonoridad del piano.
Two Insect Pieces: The Grasshopper (el Saltamontes) y The UASP (la Avispa), de Benjamín Britten.
Sonata para oboe y piano: aria, scherzo y final, obra de Henri Dutilleux
Oboemia, de Manuel Enríquez, interpretada en un solo del maestro Eduardo Fernández; Piece V, Cesar Franck; Sonata para Oboe y Piano, de Cmiles Saint-Säens: andantino, allegreto y molto alegro.
Al final: prolongado y nutrido aplauso que hizo que los intérpretes deleitaran al público con una pieza mas.
En breve plática con la maestra Ana Cervantes, indicó que estas obras perviven en el gusto de los amantes de la buena música por su autenticidad.
Por su parte el maestro Eduardo Fernández, al responder al motivo por el cual escogió ser oboista, comentó que por su voz el instrumento puede ser alegre o triste; el oboe tiene un timbre que hipnotiza y al respecto dijo que en una plática con la oboísta Leonora Saavedra, sobre las motivaciones del compositor Manuel Enríquez para escribir Oboemia, señaló que fue concebida con mucho cariño por “la intoxicación que causa el sonido oboe”
E, intoxicados de arte interpretativo en las voces del piano y el oboe, el público se retiro después de avalar uno mas de los éxitos artísticos que hace posible el Museo Iconográfico del Quijote.
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