sábado, 18 de agosto de 2007

LAS SERENATAS

El silencio de la noche es roto por las notas de un requinto; de inmediato, el acompañamiento pone fondo y comienza la serenata.
Fuera de mi época, pero rescatado a fuerzas por la influencia de los discos de tríos que escuchaba y por saber que a casi todas las mujeres les agrada la música en vivo bajo su ventana o a la puerta de su casa, formamos un trío El Trío Recuerdo.
Octavio Pérez, (R.I.P.), primera voz; Enrique Idígoras, segunda voz, y Manuel Idígoras, requinto y tercera voz, nos lanzamos muchas noches con los amigos para llevar la serenata a la pretendida, la novia, la prometida o, la ingrata que nos dejaba.
Eran los tiempos del rock and roll, y mientras el hermano de Octavio cobraba con su grupo de rock cuatrocientos pesos por tocar los sábados, nuestros honorarios, que casi nunca cobrabamos, eran de cincuenta pesos para los tres; pero, lo importante, es que teníamos nuestro trío.
Muchas colonias de la Ciudad de México, oyeron las ccanciones que intepretabamos.
“Comodín” era nuestra tarjeta de presentación y con ella se ubicaba a la muchacha de la serenata.
“Es la aurora penumbrante de la luna,
como un rayo luminoso la coordina,
se ve a lo lejos mi nenita encantadora
que en los jardines del edén brotó.
Mira… (y aquí iba el nombre de la muchacha) yo te adoro con delirio,
como adoran los ángeles al cielo,
eres (se repite el nombre de la muchacha) la chiquilla que mas quiero,
que en los jardines del edén brotó".

Esta canción nos la enseñó Carlos Rivera Herrera, del Trío Saturno, quien fue nuestro guía en los primeros pasos de la guitarra. Después, me comentaron que esta canción la grabó un trío profesional con el nombre de “Princesa”.
Las serenatas se repetían en muchas ocasiones con la misma muchacha y, a la tercera, “Comodín”, aún como carta de presentación sonaba repetitiva.
Le comentamos a Manuel Idígoras que si podía componer alguna canción que también dijera el nombre de la “serenateada”.
La respuesta fue “Tu Nombre”:
"Vengo al pie de tu ventana
a decirte te quiero
Con todo el corazón,
mi canción
vuela a ti por tu amor.
Oye mi dulce serenata,
en ella va prendido
mi propio corazón
Que pronuncia tu nombre
al cantar
….. (nombre de la muchacha),
yo te quiero mucho
eres razón de mi existir… "

Muy pocas veces cobrábamos; las serenatas por lo regular eran a crédito que con el tiempo se olvidábamos porque, simplemente, nos gustaba cantar.
Tuvimos la suerte de que nunca hubo problemas, aunque si muchas anécdotas.
Los éxitos de Los Panchos, Los Tecolines, Los Dandys, Los Fantasmas y otros tríos, decían por nosotros lo que queríamos comunicar a la joven de nuestros ensueños y, también servían de queja por un desamor, o de despedida por un adiós.
Las serenatas se han perdido en el tiempo. Pocas de las jóvenes que conozco me han dicho que les han llevado serenata.
Son otros tiempos, otros modos de expresión; no obstante, nunca se perderá el encanto que producen las notas de una guitarra o una trompeta, en el caso de los mariachis, cuando se canta a la mujer amada.
LA FRASE: “La música es el arte más directo, entra por el oído y va al corazón.” Magdalena Martínez, flautista española.

EL POEMA:

Serenata de Schubert de Manuel Gutiérrez Nájera)
¡Ya nunca volveréis, noches de plata!
Ni unirán en mi alma su armonía,
Schubert, con su doliente serenata;
Y el pálido Musset, con su Lucía.

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